La rosa de los vientos es una novela de difícil calificación. Podríamos decir que se trata de una narración histórica con interpolaciones fantásticas, aunque ni los personajes ni los hechos son reales. Podríamos decir que es una novela de ficción con tintes satíricos, pero aunque es cierto que se percibe la sátira en algunos momentos están tan alejados que tampoco sirve para definirla. Lo más acertado sería decir que se trata de un juego ficticio, donde se juega con la fantasía y la historia mezcladas de una manera abrupta. Lo que también es cierto que en este relato no conviene ponerse demasiado serio.
En esta novela podemos ver la influencia del modo literario de Chateaubriand por la forma de insertar las cartas en la narración en primera persona, o como el propio Torrente Ballester explica, la influencia de Heine, en sus Noches florentinas y espíritus elementales, por el procedimiento de escribir justamente lo contrario de lo que se toma como modelo.
La historia transcurre en Minimuslandia, en el siglo XIX. El gran duque Ferdinando Luis, depuesto a base de intrigas y amenazas por su primo el emperador Carlos Federico Guillermo, recuerda los ultimas días de su reinado. La novela incluye cartas que se van cruzando de espías, súbditos y a través de las que van evocando la época en que vivían felices en su pequeño mundo y la agonía ante la perdida de independencia.
Una novela llena de magia, ironía e inteligencia. Una metáfora de la identidad.
