Poesía y perplejidad

Poesía ante la incertidumbre. (Antología de nuevos poetas en español). – Madrid : Visor, varias ediciones.

Se recomienda leer primero:
http://www.poesiaantelaincertidumbre.com/defensa.html
Defensa de la poesía.

Según entiendo, indagando en el “manifiesto” de este colectivo antologado se trata de aquello de Odres Nuevos con poesía de un solo sentido, que se regodea en entender la poética en su vertiente más empobrecida, de nula creatividad y alto poder omnisciente.
Algo presuntuoso sentirse defensor de la poesía, la poesía no necesita defensores, a no ser que se la considere herramienta de poder mundano. Que se desee instrumentalizar para el lucimiento mediático (cosa de triste enconamiento para una nervadura tan poco interesada en estas lides). No quiero pensar con ello que no tenga que ver con lo humano, es fruto de la razón artística, de su misterio o su simpleza. Quién viene a decirme ahora que Juan de la Cruz es un poeta hermético. Será tan concentrado, tan profundo o elemental como lo sea su lector. Es evidente que cada cual lo recreará con su sensibilidad. Es hermoso que se me permita disfrutar con mis entendederas, de la magia o del desvelo. Cómo se puede procesar, con mi sentimiento volandero, la palabra justa que “arroje algo de luz” con exactitud, aportando “certidumbres necesarias”, la palabra aportada por el gran poeta sensible conocedor de todas mis necesidades. Por el gran poeta academicista que aprende su oficio en la factoría para provocar emoción, conmover, hacer pensar, llenar un vacío… dejarnos exhaustos, llenos de respuestas… que presumiblemente no queremos, no esperamos, no buscamos.

No creo que la poesía haga mejor a los hombres, los haga más valientes, más justicieros, defensores de la ley y la realidad, como unos Robin Hood de la palabrería, o unos Berceos de nuevo cuño. Yo he creído siempre que la poesía nos salva de la quema, (parafraseando a la inversa: como se han quemado las naves, nos salva la poesía). Que lejos debe quedar el oficialismo del esto vale y del esto hay que demolerlo. Creía que estaba superado.
Pero ahí están otra vez las salvadoras aves migratorias.

Es una percepción académica considerar la poesía como elemento de comunicación, considerarla estructura literaria domesticable. Algunos de la inmensa minoría, con menor peso sentimos que la poesía no puede ser eso, la poesía es algo más que literatura, es creación de doble dirección y como tal se aleja del control comunicativo omnisciente. Deja de ser comunicación para alcanzar un grado anterior o posterior, como se quiera. Desde donde se propone un intercambio a un mismo nivel entre autor y lector, sin ataduras, sin poderío, sin academia. Me uno a Juan Larrea, que desde su visionario espejismo se alejó del elemental pampaneo español para entrar en Poesía, “como quien entra en religión”. Y esto no es ser elitista, esto es decencia creativa: no tomar al lector con superioridad, dándole sopas de objetividad y grandes emociones enlatadas.

Triste tradición la nuestra, que desde un Romanticismo mal entendido, mal encarado, un 27 castrado, un cincuenta de experiencia desigual, una modernidad del todo vale y unos neocon-poéticos de la incertidumbre, auspiciados por una sentimentalidad de poco cauce, nos lleva a la perplejidad. Lo siguiente será “poetas ante la perplejidad” a los que desde este momento apoyo.
Señores, suelten las amarras de la creatividad. Qué es emoción, qué es experimentación oscura, qué son las palabras huecas, qué es el barroquismo gratuito y la frivolidad de la moda literaria… todas esas acotaciones demuestran que algunos se obstinan en no entender nada… y algo peor: pretende obstaculizar a otros que pueden llegar a ver.

Falta de perspectiva. Si alcanzamos la terraza de las artes plásticas, ¿serían capaces de exigir una pintura que se entienda? ¿Qué valor es éste?. ¿Se entiende a los realistas, no se entiende a los vanguardistas? –Por continuar en la pobreza intelectual-. ¿Admiramos a Lucien Freud a A. López; odiamos a Malevich a Barceló?, estableciendo además diferencias que los mismos autores desdeñan. ¿De qué se trata? ¿En la música nos cargamos a un John Cage o un Monsalvatge?... por catalanizar un poco. ¿Nos quedamos en Verdi?... Los del Land Art… unos viejunos oportunistas… todo es así mineral…

Creo que desde la experiencia poética la única aportación posible es la honestidad. El desarrollo creativo, sin ataduras ni dobleces, en cualquier forma, color o materia, debe ser la aportación del poeta a una sociedad abierta, no estancada, que propende a la luz.

En nuestra tradición/traición española por lo que sufro, nos siguen limitando los que se instauran como lastres o salvadores de la patria poética. Cuando uno analiza otras realidades -pongo por ejemplo la norteamericana, no sé si por la distancia o por su fuerza incontrolable-, ve que han podido superar sus barreras. Es cierto que durante bastante tiempo después de Ezra Pound, Williams Carlos Williams, Wallace Stevens, -años 50 a 80, el control academicista no dejó que se oyeran otras voces –casual paralelismo-, poetas escolarizados de la experiencia limitaron la exposición pública y la presencia de voces con distinta relevancia y variotipos (después de Black Mountain, Beat, los silenciados Language, etc).

Me provoca perplejidad la dolencia que esgrime la corriente oficialista, que copa el 90% de la publicación poética en español y que ha llegado con su cortedad de miras a controlar también la traducción. Se ve a las claras que los poetas que se traducen y publican en las principales editoriales, son los oficiales en sus idiomas. Y alcanzan su valoración, no tanto por ser relevantes, como por ser los premiados en los domeñados juegos florales de su pueblo. Lo de siempre. No tengo que contar mucho más.
Siguiendo con la tradición norteamericana: No se entiende que tengamos en la sopa libraria a todo poeta narrativo sentimentaloide, que sale de las americas y no podamos encontrar la obra de Olson, Oppen, Zukofsky, Palmer, Howe, etc. A no ser en ediciones mexicanas que salvan siempre el palmito literario en lengua española.

Me provoca perplejidad –decía- que continúen el carro de las batallas sin cuartel, absurdamente heridos por no tener a sus popes en una antología de “ínsulas extrañas”, que se les haya escapado el figureo –porque sí hay ejemplos en ella de su concepto poético-, arrogándose además la esencia –por su presencia en la foto de la tradición- de poetas de gran valía; aunque analizando o intentando entender lo que aducen, no sé cómo están así de considerados, igual no los han leído bien, para mi que son de oscura fórmula y algunos hasta vanguardistas. Léase: Vallejo, Paz, Pacheco. Ahora han sacado del listado a Gelman, que intentaron anexionarlo al grupo, pero parece ser que se les escapó “poniéndose campo” de por medio y sacando a la luz su misterio.
Es absurdo… Podríamos citar, la Defensa del anonimato de J. E. Pacheco… Todo muy honesto y claro.

En los ideales de estos “Poetas ante la incertidumbre” se leen grandes dislates, no puedo analizarlos concienzudamente, pero me llama la atención el gran presupuesto de la comunicación –algo superado- y el tema de las ideas. Dicen “escribir un poema sin ideas”… Como en la física necesitamos de un Einstein para saltar la valla, en la poesía hace tiempo que los varales del carro se alargan para alcanzar la luz “no existen ideas sino en las cosas” (W.C.W)… Hay que seguir tirando del carro… no se trata de salir al paso; sino de mostrar caminos… sin horizonte…

Estoy de acuerdo en el concepto final de poesía contra el poder establecido; pero otra vez me crea cierta perplejidad: ¿Incluimos también el establishment poético que su tradición representa?.

Juan de la Cruz Lorente Jara.

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